Ellos rápido y yo furiosa

Publicación original: 3 de agosto de 2010

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Me perdí el entierro de Lolita Lebrón por trabajar en la película Fast and Furious 5 y desde el día de hoy se que me voy arrepentir el resto de vida. Y es que Lolita se pasó ese día por la filmación.

Llegué al set a eso de las 5:45 am y lo primero que me encuentro son con los extras parados en fila india a dos pies de distancia uno del otro, esperando a ser llamados para firmar sus papeles. La estampa de recinto presidario marcó mi mañana. Llené mis papeles y me llevan al set. Para mi asombro, el área de espera era dentro de una Iglesia Católica. En esos momentos, en otra Iglesia en San Juan se celebraba los actos fúnebres de Lolita. Y mientras Lolita celebraba, yo me sentaba en un banco de la Iglesia rodeada por cables, equipo, gente comiendo y fango. La imagen me incomodaba, así que me fui a dar una vuelta por el área y me percato que esa calle en algún lugar de Carolina, se convertía en una favela. El adorado Puerto Rico de Lolita, se vendía para ser grabado como un arrabal malamuerte lleno de banderas de Brasil. Y eso pasa cuando vendemos a Puerto Rico a EEUU como la puta barata del 40% de crédito contributivo. Lolita nunca se prostituyó.

Regreso a la Iglesia sin tener mucho mas que hacer. Me acuesto en el banco. Se me acerca un stand in a quejarse. Me dice que el trato que el ha recibido ha dejado mucho que desear. Le contesto: “Bienvenido al mundo del entretenimiento”. Me dice que no entiende por qué la producción no tiene otro tipo de acercamiento cuando se dirigen a ellos. Como interrumpía mi sueño, le dije que dejara de lloriquear, pero el hombre no se iba. Me sentí un poco mal con él, así que le pregunté a qué se dedicaba. Me dice que es el director de inventario de una compañía de productos de higiene y belleza muy conocida. Lleva 12 años trabajando ahí y que cogió vacaciones para trabajar en la película, aunque le pagan mucho menos y trabaja mucho más. Se me cae la quijada. Le pregunto si quiere ser actor o le interesa el cine y me dice que no. Entonces, me percato de lo que Lolita sabía. Los gringos vienen a Puerto Rico y nos hacen creer que lo que ellos traen es mejor, y que nos va a gustar, y que lo vamos a necesitar; cuando nosotros mismos no nos ponemos de acuerdo en lo que es bueno, ni en lo que nos gusta, ni en lo que necesitamos. Somos víctimas de un complicado juego mental. En este caso, llegan a Puerto Rico a decir que traen cientos de empleos para impulsar la economía de aquí. Pero claro, estos empleos son efímeros, son los empleos que ellos no quieren hacer. Son los extras, los asistentes de producción, el asistente del asistente del tercer asistente de dirección, el asistente del asistente del operador de cámara, el asistente del asistente del director de vestuario. Trabajamos de más y nos pagan una miseria No contratan a actores puertorriqueños, ni directores de fotografía de aquí, ni directores de ningún departamento. Esos vuelan de afuera como gallinazos sin plumas. Y para colmo, la Corporación de cine nos dice que se lo tenemos que agradecer. Le tenemos que agradecer que nos exprimen y después nos escupen. Puerto Rico tiene el síndrome de la mujer maltratada. Pégame, pero no me dejes porque no sé que voy a hacer sin ti. Lolita nunca fue la vícitma.

Le digo al chico que si no le gusta, que no lo haga y que se vaya. El no está obligado a estar allí si no ha firmado ningún contrato. Me dice: “Me insistieron mucho y no me atrevo a decir que no”. Que ironía. Cuando somos niños no era la palabra que mas nos decian los adultos. Y de adultos no, es la palabra que menos nos atrevemos a decir. Lolita dijo que no. Y lo grito muy alto. Enséñanos Lolita a decir que no.

Me levanto y salgo a la calle. Escucho a un asistente de producción decirle a un grupo de stand ins como se resolverían los problemas actorales de Puerto Rico si viniera una agencia extranjera a radicarse aquí. El niño se jactaba de sus conocimientos cineastas por que vivió 4 meses de su vida en Los Angeles. Me reí por dentro. Yo viví por alla tres años y sabía el disparate mascullado que salía por su boca.

El puertorriqueño peca mucho de eso. Hablamos de lo que creemos que sabemos, cuando no sabemos nada. Nos gusta que nos escuchen y nos admiren. Nos gusta dar cátedra. Nos gusta hablar, pero no hacemos. Lolita hizo. Enséñanos Lolita a hacer y a ser.

Nos encierran en la Iglesia para ensayar una escena. Llevábamos alrededor de 6 horas allí. Los extras deciden ir a buscar alimento a la mesa de comida que quedaba a unos 25 metros del lugar donde estábamos. Una voz femenina grita: “Los quiero sentados y no salgan”, cuando ella era la primera de pie. En otras palabras, yo lo puedo hacer y tú no. Luego sonrió. Me imagino que la sonrisa era la satisfacción de sentirse por primera vez con poder después de haber estado oprimida por un grupo de decenas de hombres gringos, que le gritaban a ella únicamente para que les buscara el agua. Volvimos a ser pinches del cañaveral.

Al ver que tantos extras salían a buscar comida un chico de producción, el mismo que sabía muchísimo de Los Angeles, buscó una bandeja, la lleno de sandwiches y la tiró al piso frente al altar mientras decía: “Les traje la comida, para que no vuelvan a salir”. Atónita con la imagen del asistente de producción tirando la comida de los extras al suelo, una chica recoge la bandeja, la pone en un banco y reparte la comida. Una señora mayor, agarra al chico por el brazo y le dice lo que todos le hubieramos querido decir. El chico le pide diculpas a la señora y ella le dice que le debe la disculpa a todos los extras. La señora desesperada trata de buscar a alguien de mayor rango para decir su queja y a la única que encuentra es a la asistente que busca el agua. Ella la ignora y le dice al irrespetuoso compañero de trabajo que ignore a la vieja.

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Ya no nos humilla el enemigo porque nosotros nos convertimos en nuestros mismos opresores. Nosotros mismos nos caemos a macanazos. Dejamos que humillen al que está al lado de nosotros y callamos. Nosotros nos queremos joder. Nosotros mismos nos tiramos la comida al suelo. El josco de Abelardo ya no lucha contra el toro americano. El josco pelea consigo mismo. Nadie se sacrifica por otro. Nadie se priva de la libertad individual para regalársela a su pueblo. Como Lolita.

Bien lo dijo Corretjer: “ Donde el pobre ha sufrido los horrores de la peonada, bajo el machete del mayoral y la libreta de jornada y el abuso del señorito, allí sea tierra o allí sea agua, allí la tierra está maldita y corre el agua envenenada.” La maldición de Corretjer hace que ninguna película americana que se filme en Puerto Rico tenga éxito en taquilla. Ese es el precio a pagar por prometernos las aceras de oro y escupirnos los pies.

Yo quiero que mi cine sea libre y si eso significa hipotecar mi casa, que así sea. Vamos a dejar de quejarnos y comencemos a hacer. Si el opresor que te humilla, te pide que trabajes, quedate con las manos caídas. Pero mirando a arriba, como Lolita mientras subía las escalinatas del Congresto el 1 de marzo de 1954. Vamos a sacrificarnos por lo que queremos. Nuestro sacrificio no va a costarnos 25 años de cárcel como a Lolita, pero si lo hacemos furiosos, ellos nos dejaran tranquilos rápido. Repito, ellos rápido y nosotros furiosos.

One thought on “Ellos rápido y yo furiosa

  1. El gallo americano por que es mas grande y robusto, el bebe americanito por que esrubio y de ojitos claros, la puta a mericana porqu cobra mas caro y escoge su cliente. Cuanto tiempo llevamos viendo a estos tipos como si fueran dioses? Cuanto tiempo mas nos queda? Mucho, si siguen los cupones, el plan WIC y y el Plan 8.Tan rebeldes que somos con nuestro hermano que trata de convencernos que tenemos el potencial de sr un pueblo libre y dueno de nuestro destino y nuestra dignidad y como nos ablanda el dolar americano y la imponencia del gringo. Suerte a aquellos qu escriben y resucitan a Lolita

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